Terapia Gestalt con adolescentes: el Self emergente

Introducción
La adolescencia es una etapa de transición marcada por cambios intensos en el cuerpo, la mente, las emociones y las relaciones. Desde la Terapia Gestalt, este momento vital se entiende como el terreno fértil donde se desarrolla el Self emergente, un “yo” que se está construyendo a partir de la experiencia y el contacto con el entorno.
Acompañar a un adolescente en terapia no es solo escuchar. Implica entrar en su mundo, adaptarse a su lenguaje y comprender que vive en un contexto atravesado por la tecnología, la inmediatez y la diversidad cultural. Para el terapeuta, este es un reto y una oportunidad.
Adolescencia: etapa de cambios y oportunidades
Entre los 10 y 20 años, los adolescentes atraviesan transformaciones profundas en todas las áreas de su vida:
- Cambios biológicos: desarrollo puberal, aumento hormonal, variaciones en el estado de ánimo y percepción del propio cuerpo.
- Cambios cognitivos: pensamiento abstracto, cuestionamiento de creencias y construcción de criterios propios.
- Cambios emocionales: intensificación de sentimientos, búsqueda de autonomía y dificultad para regular emociones.
- Cambios sociales: necesidad de pertenencia al grupo de pares y redefinición del vínculo familiar.
Todos estos cambios configuran un terreno fértil para la exploración de la propia identidad. La Terapia Gestalt favorece este proceso ayudando al adolescente a tomar conciencia de sí mismo y de su entorno en el presente y de sus propios procesos de regulación.
El Self emergente en la Terapia Gestalt
El concepto de Self emergente, descrito por Mark McConville en Adolescencia: El Self emergente y la psicoterapia, hace referencia a un yo en formación, flexible y dinámico. Durante esta etapa:
- Se exploran límites internos y externos.
- Se integran experiencias pasadas con nuevas vivencias.
- Se ensayan múltiples formas de ser y estar en el mundo.
Por tanto, para la Terapia Gestalt, el Self no es una estructura fija ni una esencia interna, sino una función relacional: una frontera de contacto entre el individuo y su entorno. En la adolescencia, esta frontera está en permanente redefinición. Es el momento en que el Self emergente se manifiesta con mayor fuerza, buscando consolidarse sin perder la capacidad de ajuste creativo.
Para este autor, el proceso adolescente, el Self es una función en construcción que pasa por varias fases: el desarraigo, la interiorización y autonomía. Cada una de ellas tiene sus propias características e implicaciones tanto en la vida del adolescente como en sus familias y grupos de pares.
Acompañar el proceso adolescente desde la Gestalt
Trabajar con adolescentes desde la Terapia Gestalt no significa enseñarles quiénes son, sino crear un espacio de contacto genuino para que lo descubran por sí mismos. Esto requiere que el terapeuta:
- Esté presente y auténtico, sin imponer directrices.
- Sostenga el campo relacional desde el respeto.
- Facilite que el joven ponga en palabras, cuerpo o arte sus experiencias internas.
- Reconozca los mecanismos de defensa sin invalidarlos (proyección, retroflexión, confluencia, etc.).
La relación terapéutica se convierte en un laboratorio vivencial donde el adolescente puede explorar, resistirse, afirmarse y finalmente organizar su identidad desde la experiencia directa.
El valor de lo expresivo y lo corporal
Trabajar con los adolescentes implica retos importantes. El primero de ellos, es que usualmente, son enviados a la terapia por los padres o educadores y esto genera una resistencia para muchos de ellos.
Los adolescentes generalmente no acceden fácilmente a la expresión de sus experiencias con un lenguaje verbal. Por ello, existen una serie de herramientas expresivas como el dibujo, el movimiento corporal, la arteterapia, la escritura espontánea, la dramatización, la música y en las circunstancias actuales, el móvil y lo que consumen a través de las redes sociales. Este es un elemento que todo terapeuta requiere integrar en sus abordajes, ya que el celular es un significativo importante en la vida de los jóvenes.
Estas técnicas no sólo facilitan la expresión emocional, sino que permiten al Self emergente tomar forma a través de una narrativa propia. Cuando el adolescente crea, se escucha y se afirma. Además de que encuentra un espacio seguro para expresarse a sí mismo.
Implicaciones clínicas: desafíos y oportunidades
La adolescencia no es sólo “transición”, es campo fértil. El enfoque gestáltico promueve una mirada libre de patologización excesiva. El conflicto adolescente no es algo que “arreglar”, sino una señal de que algo nuevo está queriendo emerger.
La tarea del adolescente es “separarse de los padres de la infancia y lograr su autonomía e independencia” y al mismo tiempo, desapegarse del Self infantil que está directamente identificado con las estructuras familiares y sus entornos.
Desde esta mirada, el terapeuta no se posiciona como experto que repara, sino como figura que acompaña y refleja. La confianza, la escucha activa y la presencia auténtica son los pilares de un proceso que potencia la autonomía del joven y fortalece su función de contacto.
El trabajo terapéutico con adolescentes requiere habilidades y actitudes específicas:
- Generar confianza real: La alianza terapéutica se construye con autenticidad, presencia y respeto por su autonomía.
- Adaptar el lenguaje: Usar un estilo comunicativo claro, directo y cercano a su realidad.
- Trabajar con la familia: Entender la dinámica familiar como parte del campo terapéutico, sin perder el foco en el joven.
- Acompañar la resistencia: Reconocer que cuestionar la autoridad es parte del desarrollo, y usarlo como punto de exploración.
Adolescencia y modernidad: nuevos retos terapéuticos
En la actualidad, ser adolescente implica vivir en un contexto digital y multicultural que influye directamente en el desarrollo del Self:
- Redes sociales y autoimagen: La exposición constante a modelos irreales de éxito y belleza puede generar inseguridad y comparaciones dañinas.
- Inmediatez digital: La gratificación rápida disminuye la tolerancia a procesos más largos, como el trabajo terapéutico.
- Diversidad e identidad: La apertura a nuevas formas de vivir el género, la sexualidad y la cultura amplía posibilidades, pero también puede generar conflictos con entornos conservadores.
- Sobrecarga sensorial: El flujo constante de estímulos dificulta la conexión con el aquí y ahora.
Para la Terapia Gestalt, estos factores no son obstáculos insalvables, sino realidades que deben incorporarse al trabajo clínico.
Herramientas gestálticas eficaces con adolescentes
Algunas técnicas útiles en este contexto son:
- Trabajo corporal: conciencia de la respiración, postura y sensaciones.
- Técnicas proyectivas: dibujo, escritura libre y metáforas visuales.
- Juego de roles: ensayar respuestas y explorar alternativas.
- Trabajo con polaridades: dar voz a partes internas opuestas para integrarlas.
- Integración de la tecnología: un elemento integrador en la terapia con jóvenes.
Ejemplo clínico
Una joven de 16 años acude a terapia con síntomas de ansiedad social. En las primeras sesiones, responde con frases cortas y evita el contacto visual. El terapeuta propone un ejercicio de dibujo para representar “cómo se siente en una fiesta”. Ella describe sentirse invisible y temerosa de ser observada.
A partir de ahí, el trabajo se centra en reconocer esas sensaciones en el cuerpo y practicar, en el espacio seguro de la sesión, nuevas formas de estar presente en grupo. Se incorporan las situaciones experimentando en el “aquí y ahora”. Al mismo tiempo, se indaga sobre sus sensaciones y sentimientos en el presente, en la presencia del terapeuta para apoyarla a su proceso de autodescubrimiento, de “darse cuenta” y que desarrolle esas habilidades que requiere de afrontamiento en el caso que se describe. Vivenciar, experimentar, sostener y apoyar el proceso.
La adolescencia es un laboratorio de identidad. Desde la Terapia Gestalt, el rol del terapeuta es acompañar este proceso con presencia, creatividad y apertura, adaptando las intervenciones a los desafíos del mundo de los jóvenes en la actualidad. El Self emergente necesita espacios de contacto donde pueda explorar y fortalecerse, sin imposiciones y con el apoyo de una relación terapéutica genuina.
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Bibliografía
- McConville, Mark. Adolescencia: El Self emergente y la psicoterapia. Un texto central para comprender la dinámica del Self en la adolescencia desde una mirada gestáltica profunda y aplicada.
- Oaklander, Violet. Ventanas a nuestros niños. Aunque enfocado en la infancia, este libro ofrece múltiples recursos proyectivos útiles también con adolescentes.
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